La Sabiduria de Nuestros Cuerpos para Sanar

NUTRICION HOLISTICA

Por: JP Canale

Si va usted viajando placenteramente en su vehículo y repentinamente nota que se enciende la luz de “Cambio de Aceite” ¿Qué hace, le hace caso al aviso y le cambia el aceite al carro o simplemente le quita la luz esperando olvidar el problema?

Nuestros cuerpos funcionan de una manera similar cuando experimentamos algún síntoma físico. El problema es que hemos sido programados a que este es el malo de la novela, y con el afán de erradicarlo a toda costa, o de -quitarle la luz de cambio de aceite- nos tomamos “la pastilla” (o seis), evadiendo de esta manera encontrar el problema de raíz. Nuestro cuerpo nos habla y el síntoma es su lenguaje.

Debemos entender que muchas pastillas farmacéuticas (como los anti-inflamatorios, anti ácidos, aspirinas, etc), no están diseñadas para “curar” desequilibrios físicos. Mas bien interfieren en procesos biológicos naturales y necesarios del cuerpo, para evitar que este realice sus funciones naturales y dejemos de percibir el síntoma. Pero el desequilibrio de fondo persiste y, si se ignora el síntoma, este generalmente vuelve y con diente de oro. A su ves, los fármacos químicos, no solo vienen acompañados de efectos secundarios (en especial cuando se toman por tiempo prolongado) sino que generan un gran gasto para nuestra bolsa y para el estado.

No me mal entiendan, no estoy en contra de estas medicinas. Usadas de una manera apropiada y consciente, en casos de crisis agudas, accidentes, infecciones, etc. son milagrosas y hasta salvan vidas. Tienen su lugar en la medicina y eso hay que reconocerlo. Ahora bien, el uso indiscriminado de estas, sin tratar el problema de raíz, muchas veces ocasionan más problemas de
los que solucionan y la mayoría de las veces no llegan al meollo del asunto.

Todo esto lo he aprendido y experimentado en carne propia en los últimos 2 años de mi vida. Para ponerles en contexto y sin el afán de victimizarme por los retos, ni mucho menos de presumir por los éxitos, les comparto mi historia. Mi intención es evidenciar las palabras que arriba escribo y darles la esperanza de que, según mi experiencia, hay maneras de tratar problemas de salud crónicos de maneras naturales y benignas y con el mínimo consumo de pastillas posibles. También la
importancia que la buena alimentación orgánica, el pensamiento positivo y en sí, lo que consumimos, tiene en nuestra salud.

Mi historia: Después de 6 años casado e intentando tener hijos con mi esposa, en el año 2016 y habiendo pasado un sin fin de exámenes médicos, incómodos, algo ofensivos y que honestamente requirieron de mucha imaginación a la que no requería desde adolescente, fui diagnosticado con Infertilidad. El doctor nos dijo que mi situación era tan compleja que con inseminación artificial y sometiendo a mi esposa a un intenso e invasivo tratamiento hormonal, teníamos una probabilidad del 15-20% de que quedara embarazada. Por si eso fuera poco, cada tratamiento costaría al rededor de Q.15,000 y, el seguro que vengo pagando desde los 21 años, no lo cubriría. Me sentí tan culpable e impotente (literalmente y en sentido figurado) que por “mi problema” privaría a mi esposa de vivir esa experiencia tan maravillosa de ser madre. Para agregarle la guinda en el pastel a la historia, una semana después fui diagnosticado con una condición inflamatoria crónica y de supuesto origen Auto-inmune que los doctores llamaron incurable y que avanzaría de manera irreversible e implacable hasta dejarme literalmente invalido y dependiente de otros. -Pero no se preocupe Pablito- fueron las
palabras del Doctor, -podemos detenerlo (no curarlo) con un tratamiento fuerte de supresores inmunológicos- que tomados por el resto de mi vida, iban, literalmente, a evitar que mi sistema inmune hiciera su trabajo. Exponiéndome así a que cualquier virus, hongo, etc. pusiera mi vida en riesgo. Mientras tanto y como medio “paliativo”, me recetó una medicina que podía, como efecto secundario, dejarme ciego. -aunque generalmente es bien tolerada- fueron, nuevamente, las palabras
de “consuelo” del Doctor. Hoy sé y reconozco que el Doctor hacía su trabajo y me daba lo mejor que podía y se lo agradezco, pero en ese momento, sus palabras no hicieron más que enfurecerme y des-empoderarme totalmente. Sentí que mi cuerpo me estaba traicionando. Salí devastado de la clínica con las ultimas palabras del Dr. grabadas en mi mente -Pero por favor no me vaya a somatizar
Pablito-.

Con los exámenes de sangre en mano, como sentencia de cadena perpetua, sentí que un agujero en la tierra me absorbía. Deseé estar en un sueño, pero nunca desperté. Creí que estaba siendo castigado por un Dios vengativo e injusto. ¡¡No podía creer que eso era todo lo que la Medicina moderna me ofreciera!!. No solo, no podía darle hijos a mi esposa, sino que encima, ella tendría que cuidarme por el resto de nuestras vidas juntos. ¡Que paquetón!! pensé.


La victimización se apoderó de mí, sin sospechar que un año y medio después, estaría con mi hija en brazos(sin necesidad de ni un solo tratamiento médico de inseminación ni hormonas ni nada de eso) y con un nuevo “set” de exámenes de sangre evidenciando la reversibilidad de algo considerado irreversible. Todo esto lo logré cambiando mi dieta, de una inconsciente a una consciente y en su mayoría orgánica, sanando mi intestino con hierbas y trabajando en mi emoción y el espíritu. Hoy agradezco al síntoma y lo tomo como una guía de mi cuerpo, que me avisa cuando me toca un “cambio de aceite”. Hoy también, le hago caso.


Para saber que hice y el resto de la historia, lea el próximo blog.

 

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Juan Pablo Canale

JP atiende en la clínica de Biozon. Para hacer tu cita puedes llamar al 2331-9805 o escríbeles por Facebook a través de: https://www.facebook.com/biozonguatemala/  

Todo lo escrito en este blog es mi opinión basada en experiencia personal y no pretendo tratar ninguna enfermedad específica ni dar consejos médicos. Cualquier duda puede consultar a un especialista en salud.


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